miércoles, 8 de junio de 2016

Antonio Mejías, el profe, el entrenador de todos

Cuando un mira atrás en una carrera deportiva, por muy patética que sea ésta (es mi caso), encuentra referentes importantes en muchos sitios: Entrenadores, compañeros de equipo, ídolos de la tele... Hay veces que esos referentes están alejados del deporte (un padre, un hermano, un tío...) y otros, no tienen mucho que ver con la disciplina que uno practica. Antonio Mejías, "El Meji", es uno de ellos.

Antonio Mejías fue mi profe de educación física en el Colegio Aljarafe cuando comencé a jugar a baloncesto. Su especialidad era el rugby, pero él nunca me intentó convencer de que me cambiara de deporte. Quizás fuera porque su hija Pili también jugaba al basket en Santa Ana, aunque yo todavía no la conociera, un tiempo antes de ser muy buenos amigos. El Meji se dedicó a mimarme en clase de educación física, a enseñarme a disfrutar del deporte, a entender que sólo el trabajo, la disciplina y el respeto por el rival me harían mejor, fuera cual fuera el deporte que practicara.

Otros de mi clase si que comenzaron a jugar al rugby con Antonio. Teo Olivares, Marcos López y el malogrado David Balbontín eran tres de ellos.Los dos primeros llegaron lejos y el tercero me regaló su camiseta con el 4 a la espalda porque era mi número favorito. Aún la tengo.

El Meji me veía llegar a Chapina a entrenar con el Amigos- Bellavista- Kelia, cuando el baloncesto no le importaba un rábano a nadie en esta ciudad. Él era el encargado de las instalaciones (también), así que sabía que me estaba esforzando y me animaba. "no lo dejes, Sergio, no lo dejes. verás como te diviertes" me decía al verme marchar, cansado, después de un día de colegio y de entrenamientos.

Cuando dejé el colegio le perdí la pista. Chapina fue demolida para que pasara el río; el Kelia se convirtió en el Caja y dejé de verle. Pero la vida da muchas vueltas, y no pasó mucho tiempo cuando conocí a su hija Pili, que jugaba en el equipo del colegio Santa Ana. Nos hicimos amigos, de los de verdad, y en ella siempre vi el alma de su padre y el de toda su familia.

A través de ella he ido sabiendo a lo largo de estos años cómo estaba su padre, como su luz se iba apagando, como su maravillosa cojera nos dejaba poco a poco.

Nunca sabemos quien nos marca en la vida hasta que no ha pasado el tiempo. Puede ser un profe simpático, uno más duro, uno que te mira con atención u otro que despierta en ti las ganas de saber más sobre algo. Yo no lo vi venir, pero El Meji me enseñó unas cuantas cosas que me han servido en mi vida deportiva y en la personal. Y al hablar con muchos otros coinciden conmigo en ese sentimiento de gratitud hacia Antonio. Nos marcó a muchos.

Por eso este sábado estaré en La Cartuja en el homenaje que le dan a mi querido Antonio Mejías, ya le dieron uno en el Colegio Aljarafe la semana pasada. La cita es a las 19:00 hrs. Con la fresquita. Así reviente de calor, no me lo pierdo.

Por mi profe, por el entrenador de todos.

1 comentario:

Unknown dijo...

No hay mejor respeto y consideración que reconocer a alguien lo que ha hecho por ti. Amparo.