martes, 19 de marzo de 2013

Al Colchón


No deja de llover en todos los sentidos. Mira que está cayendo agua este año... pues más gorda está cayendo en otros ámbitos de la vida. Llueve tanto que nos estamos poniendo pingando. La última es la tormenta desatada en Chipre, que nos deja con el culo al aire si algún día se nos ocjurre ahorrar. El dinero no está seguro en los bancos así que habrá que volver a las viejas estrategias económicas: Los billetes al colchón.
Cada día que pasa estoy más convencido de que mi tia abuela Mercedes debería haber publicado un sin fin de tratados sobre economía que a buen seguro darían sopas con h-ondas a los gurús de tres al cuarto surgidos de las universidades de capitales y de provincias. Para ella la economía era mucho más sencilla que los listos y expertos en predecir el pasado y con los ahorros lo tenía muy claro: al colchón, detrás del cuadro de la Virgen del Carmen o en su defecto al sostén. Al banco lo justito para pagar lo que vaya por banco. Y yo toda mi vida sin prestar atención domiciliando todo, ingresando todo, pagando con tarjetas...
Si lo que se ha propuesto en Chipre saliera adelante significaría (nótese como aquí si está bien utilizado el condicional, por Dios) que cualquier país puede sangrarte un 10% de tus ahorros de un día paera otro por el mero hecho de tenerlos en un banco. Si los tienes en el colchón no. Una de las bases fundamentales del mundo capitalista es la seguridad jurídica y sin ella el sistema se hunde así que cuidado con lo que se hace, vaya aser que el remedio para arreglar el problema chipriota sea peor que la enfermedad. No quiero ni pensar lo que dirían los diarios conservadores de este país si la medida la hubiera tomado Evo Morales o Chavez, que con Bolívar descanse aunque sea sin embalsamar.
No tienen de qué preocuparse los tiesos, que somos mayoría, y que no tenemos depósitos porque no tenemos nada que "depositar". Pero si un día, por mano de tu trabajo diario, de tu buen hacer, de tu sacrificio, se te ocurre ahorrar y quieres sacarle algo de rentabilidad a ese dinerillo, cuidado donde lo pones, porque en el banco también te lo pueden trincar de un día para otro.

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