martes, 26 de febrero de 2013

PSC- PSOE Separarse para no romper

 
Los matrimonios duran lo que tienen que durar, y si las cosas no funcionan lo mejor es que cada uno tire por su lado y consigan mantener buenas relaciones en aquellas cosas que vayan a unir a los cónyuges el resto de sus vidas, normalmente los hijos, claro. este post no va de relaciones matrimoniales, pero si que es hora de hablar de relaciones personales... Y de partidos. El PSC y el PSOE deben dejar de estar casados y salvar su relación de amistad o de lo contrario las cosas pueden ser mucho peores a medida que se vayan tomando decisiones traumáticas.
El PSOE y el PSC son partidos distintos, lo sé muy bien porque esa circunstancia fue vivida en mi casa en primera persona, era la transición y entonces el PSOE decidió abandonar su presencia en Cataluña y prestársela al PSC, para que éste último fuera el referente de los socialistas en el territorio. Durante años la solución fue aceptable, aunque elecciones tras elecciones se demostraba que cuando había que votar al PSOE los socialistas ganaban en Catalunya y cuando había que votar para la Generalitat Pujol arrasaba. Por algo sería.
Esa relación más o menos apacible, siempre diferenciada, siempre con la amenaza por parte del PSC de tener grupo propio, de tener voz propia en el Congreso, ha planeado sobre las cabezas de las diferentes ejecutivas federales socialistas. La reforma del Estatut abrió una senda que ha terminado derivando en la situación que vivimos hoy, con el anuncio por parte de la dirección del PSC de querer votar diferente que el resto de socialistas españoles.
Llegados a este punto, con las encuestas dando al PSOE unos resultados tan bajos, quizás sea el momento de terminar con las ataduras que le unen al PSC e iniciar su propio camino en Cataluña. Tiempo habrá, a posteriori, de ponerse de acuerdo con el PSC en aquello en lo que estén de acuerdo, que es mucho: asuntos sociales, visión económica, cultural... etc. Pero es la única manera de no terminar completamente peleados y sin posibilidad de reconciliación. Si la separación no es traumática siempre es posible mantener buenas relaciones en beneficio de los seres queridos (España y Catalunya).
Se acabaría además esa esquizofrenia en la que viven ambos partidos, teniendo que estar siempre analizando hasta la extenuidad el contenido de sus discursos para mantener la coherencia en ambos territorios. Y también se acabaría con los problemas que le generan a personas, como Carme Chacón, que siendo del PSC, quieren formar parte del PSOE y no pueden por vivir en Catalunya.
 
Foto: Congreso de la unidad en la que se fusionaron los tres partidos socialistas catalanes 15 y 16 de julio de 1978. Fuente: Fundacio Rafael Campalans

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