martes, 8 de noviembre de 2011

Arrestan a un joven que esperaba a su ex novia con un cuchillo a las puertas de su colegio. Un cúmulo de buenas acciones

Mientras los dos principales partidos velaban armas unas horas antes del gran debate entre Rubalcaba y Rajoy sucedía una noticia que me ha llamado la atención, no por el posible morbo que pudiera despertar sino por la eficacia y eficiencia del resultado. Ayer detuvieron a un chaval de 18 años que acechaba a su ex novia de 17 en la puerta de su colegio. La policía lo detuvo después de que el joven la amenazara también por una red social avisando de que la mataría ayer mismo.
La menor, en compañía de su padre, se personó a las 7.45 horas en la comisaría de la Policía Local de La Macarena, donde solicitó protección para ir al instituto, ya que había recibido amenazas por parte de su ex novio, J.J.N.S.
Los agentes desplazados al instituto que acompañaban a la chica comprobaron que el joven, al percatarse de su presencia, se puso la capucha de la sudadera para pasar desapercibido y, al ser requerido por los policías para que se identificara, se dio la vuelta e intentó esquivarlos, mientras se dirigía hacia la menor.
Los agentes lograron reducirlo pese a la fuerte resistencia que opuso, mientras profería amenazas de muerte a la joven y su padre. El detenido, que ya ha pasado a disposición judicial, portaba en el momento de su detención una mochila en la que los agentes encontraron, entre los libros, un cuchillo de 24 centímetros de hoja.
De todo este suceso saco varias conclusiones:
- La chica tuvo el arrojo de contarle a su familia lo que sucedía.
- El padre no se lo tomó a broma ni se escondió.
- La Policía estuvo a la altura de las circunstancias y se tomó en serio la amenaza escoltando a la chica y deteniendo al presunto maltratador. La conciención en este asunto parece que ha calado en la policía. También debe hacerlo entre los jueces.
- El maltrato no tiene edad ni estrato social. No sé qué seguimos haciendo mal para que un chaval de 18 años esté a punto de arruinar su vida y de acabar con la de la persona que, en teoría, quiere. No sé si es un problema de la educación que le dan los padres, en los colegios, en lo que ven en la calle o en la tele. No lo sé. Pero en algo fallamos. 
Y mientras encontramos respuestas a eso, está bien que la chica haya hablado con su padre, que el padre se haya ido con su hija a la policía, que la policía los haya escoltado al colegio y que haya detenido al presunto agresor.
Si los maltratadores no se quieren enterar al menos el resto debemos estar prevenidos y actuar en consecuencia. Rápido y sin dudas. Hoy esa chica vuelve a ver el sol. Cada año, más de 70 no tienen tanta suerte.

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