lunes, 18 de abril de 2011

El Cajasol hace historia el mismo día que las setas


Mientras el paso de las primeras cofradías por las setas se llevan todos los titulares de la prensa sevillana, otro acontecimiento importante sucedía en tierras italianas con un equipo de Sevilla como protagonista: El Cajasol jugaba la final de la Eurocup de baloncesto frente a Kazan ruso. Por primera vez en su historia, el conjunto sevillano de baloncesto se colaba en una final europea, algo que sólo el Sevilla FC había conseguido antes. Para quien no sepa el resultado les diré que el Caja perdió. Una pena.
Dice Joan Plaza, el entrenador del Cajasol, que para perder una final hay que jugarla, es un posible consuelo en unos momentos duros en los que la decepción lo cubre todo, pero no le falta razón. Los seguidores del Caja pueden estar muy orgullosos del papel de su equipo en esta competición, ganando a rivales con presupuestos mucho más altos que el suyo y plantándose en la mismísima final tras derrotar a la Benetton de Treviso en su propia cancha.
Pero de los segundos no se acuerda nadie. O casi nadie.
El Cajasol perdió el partido en el primer cuarto, cuando dejó que los rusos se marcharan en el marcador. Los jugadores sevillanos salieron atenazados por los nervios y con exceso de responsabilidad, justo lo contrario de lo que habían hecho en la jornada anterior en semifinales. Luego estuvieron todo el partido a remolque, por detrás en el marcador y siempre demasiado lejos como para inquietar a un equipo ruso hecho a base de talonario con ganas de jugar la Euroliga la temporada que viene.
El Kazan es mejor equipo que el Cajasol, pero a un partido todo era posible. Pero para ganarles se tenían que dar dos cosas: Que los rusos no tuvieran su día y que los nuestros jugaran un gran partido. ayer no sucedió ninguna de las dos.
Me gustaría decir que este éxito (llegar a una final europea es un éxito) va a servir para relanzar el baloncesto en la ciudad. Pero eso ya lo he escuchado muchas veces. Demasiadas como para creerlo. Los que jugamos al baloncesto en Sevilla sabemos que todo lo que no sea fútbol es deporte minoritario así que no me hago ilusiones. Pero al menos, ver a mi equipo en un final me produjo una emoción enorme, aunque ni por esas sea la noticia de portada para nadie. Ya se sabe, el Domingo de Ramos en Sevilla es demasiado.

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