martes, 2 de marzo de 2010

'Glenngarry Glen Ross' de David Mamet llena Sevilla de buen teatro


Cuando uno junta una buena historia, una buena producción y unos buenos actores, lo normal es que el resultado sea convincente. Así ocurre con la producción que el Teatro Español presentó la semana pasada en el Lope de Vega de Sevilla Glenngarry Glen Ross, bajo un texto de David Mamet y un teatro tan abarrotado como siempre en esta nueva temporada.

La obra tiene el pulitzer. La obra es de David Mamet. ¿Tengo que decir algo más?

Bueno, diré que a pesar de que tiene veinte años, la crisis económica actual le aporta una actualidad que quizás en otro tiempo no tuviera; y es posible que cuando Mamet escribió esta historia pretendiera llevar a los personajes al extremo y hoy, no hay más que darse una vuelta por cualquier oficina para comprobar lo cerca que estamos de los sucesos que se cuentan. Una sociedad basada en las ventas, en el día a día, donde lo conseguido hace un par de meses ya no vale; donde estar en la cima es lo único que importa y para conseguirlo se hace todo lo que haga falta.

La propuesta dirigida por Daniel Veronese cuenta además con una sorprendente luz profundamente cinematográfica que, unida a unos decorados magistrales nos llevan más a un plano secuencia de una película que a una obra de teatro propiamente dicha. Si na eso le unimos unos actores de sobra conocidos por todos y vistos en mil y una serie de televisión y estrenos en la gran pantalla está muy claro que el resultado es, cuanto menos, efectivo. Sobresaliente para una oficina ambientada en el final de los ochenta, donde no había móviles ni ordenadores y donde era normal que no hubiera mujeres.

Dejo por último a los actores. Siete grandes personajes trabajados por siete grandes actores, todos ellos referenciados por el gran público. Hay quien criticará la elección de los mismos, diciendo que se ha hecho pensando en atraer al público poco asiduo al teatro, dándoles nombres televisivos. Por mi parte creo que todos están más que bien, dándole cuerpo a un texto magistral, estando al servicio de la propuesta y muy serios, sin dejarse llevar por sus tradicionales (que todos los tienen) tics que todos conocemos. Me alegro.

Estamos en marzo y aún nos quedan muchas cosas por ver esta temporada. Ojalá siga el mismo nivel. Ánimo Antonio.

No hay comentarios: