miércoles, 24 de septiembre de 2008

Juan el fisio

La pared que hay tras mi monitor de casa tiene pocas cosas. El único cuadro decente que he pintado en mi vida; un azulejo que me regaló alguien especial y que me dice que "la felicidad no consiste en conseguir los ideales sino en idealizar las realidades"; una invitación a la presentación de mi primer libro y dos fotos. En la más pequeña se ve un patio horrible, lleno de trastos y una pizarrita para niños en el medio. La foto no vale nada de no ser por la historia que la rodea y que contaré otro día, sólo puedo decir que me trae recuerdos maravillosos. En la otra se me ve a mi el día en que volví a nacer.
Es una foto grande. Se ve a un grupo de jugadores de baloncesto en el Pabellón Plácido Fernandez Viagas de Alcalá de Guadaíra y todos tienen enorme cara de preocupación. Se arremolinan a uno que está en el suelo, de lado, mientras alguien con cara asustada intentar reanimarle. El que está sufriendo un ataque soy yo, y el que puede que me salvara la vida aquel tres o cuatro de noviembre es mi amigo Juan, el fisio del equipo. Hoy nos hemos visto.
No recuerdo el día en que conocí a Juan, pero sé que su llegada a mi vida fue balsámica. Además de extraordinario fisioterapeuta, siempre fue una gran persona y un gran amigo en el que apoyarse en los peores momentos. En las temporadas en las que permanecimos juntos en el CB Qalat nos hicimos super amigos y ambos vimos en las carreras profesionales del otro, vidas paralelas. Después nos hemos seguido viendo, cada vez con menor regularidad, pero siempre con alegría y cada vez que nos juntamos nos damos cuenta de que lo que nos unió aquellos años ya no nos separará.
Juan se ha convertido en un Fisioterapeuta impresionante. Ya se le veía. Sacó la carrera en nada y su paso por el CB Qalat, tratando a armatostes de dos metros con lesiones importantes que debían ser curadas en un día le curtió. Pero ha sido su obsesión por seguir formándose lo que le está dando prestigio nacional. Hoy va de ciudad en ciudad dando cursos los fines de semana enseñando lo que sabe.
Ver que la gente con la que has tenido tanto trato evoluciona y se hace un hueco importante en el mundo es gratificante. Quizás no estuviera rodeado de idiotas, como me decían algunos cuando me veían ir de aquí para allá; quizás el único idiota que hay cada vez que voy a algún sitio sea yo mismo. Tal y como me temía entonces, y la sensación que sigo teniendo hoy.
PD: Si algún día tengo arrestos, escaneo la foto y la cuelgo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

doy fe de aquel día en que todos temimos lo peor; era una mañana fría de domingo y de repente nos quedamos aún más helados viendo al chicho convulsionando. Gracias a Dios todo quedó en un susto.
Respecto al gordo es un personaje; es cierto que se le veía venir, un buen profesional con un fillete que de no haber estudiado fisioterapia habría tenido una carrera excelente como comercial, vendedor...el cabrón es la polla..
Que bien chicho que cuando tengo un hueco me meto en tu blog y leo cosas que tan gratos recuerdos me traen
un abrazo, "er chollo"

Sergio Crespo dijo...

Gracias, David!
Es de agradecer que la gente te lea, aunque sean chorradas.
Sólo intento dar mi opinión sobre las cosas que me importan, informar sobre detalles que, quizás, alguno no conozca, entretener con historias que escribo y hacer pensar a la gente.
Si consigo alguna de esas cosas, ya vale la pena.
Un abrazo... y sigue leyéndome!