miércoles, 21 de mayo de 2008

Sevilla, un personaje más de Ángel para un Final


Uno escribe lo que ve, lo que le pasa, lo que otros han visto o les ha pasado o incluso se escribe sobre lo que nos gustaría que nos pasara o que le pasara al vecino. Uno escribe de los sitios que ha visto o a los que le gustaría ir... o no pisar jamás.

Sevilla es un personaje más de Ángel para un Final. Hace tiempo, en un post antiguo dije que me encanta pasear y que lo hago siempre que puedo. Así he conocido ciudades como Barcelona, Florencia, Chicago, Antigua o Marraquech. Quería que la ciudad que más me he pateado tuviera su espacio en el libro y que aportara cosas a la historia. La capital andaluza aparece en escena cada vez que puede para mostrarse tal y como es hoy, desnuda ante el mundo, con sus miserias más evidentes y sus maravillas más simples y más desconocidas. Porque hay gente que llama "mi barrio" al barrio de Santa Cruz por la sencilla razón de que viven allí. No son casas de un decorado, ahí vive gente que tiene vidas normales.

Los personajes se mueven por la ciudad como si fuera un tablero de ajedrez donde cada casilla es diferente y evoca un sentimiento distinto. Como un juego de la oca en el que es imposible saltar de puente a puente porque te lleva la corriente, donde la muerte está casi al final y hay que tener cuidado con ella para no comenzar la partida desde el principio y alguna cosa más que será mejor no contar.

Un cuadro sobre la Sevilla de hoy es el detonante de una relación importante en el libro. Un cuadro que mezcla la ciudad eterna con la actual, con la que vivimos los que la habitamos todos los días en el siglo XXI. La ciudad como la vemos.

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