jueves, 1 de marzo de 2007

¿Te mereces lo que tienes?

¿Tenemos lo que nos merecemos? La conciencia católica en la que nos han educado ha salido a colación en mis encuentros de los últimos días. Tres momentos me han hecho reflexionar sobre esta pregunta, una entrega de un reconocimiento, una conversación con una amiga en el Parque de María Luisa y un libro que leo con avidez.
El día 27 de febrero asistí en Luque al reconocimiento que le hizo el pueblo a uno de sus hijos más queridos, mi amigo Juan Ortiz Villalba. Juan lleva toda la vida investigando los sucesos de la Guerra Civil en Andalucía con un esmero digo de admiración. Han sido veinte años de bucear en archivos y recogida de declaraciones de los supervivientes que han dado por fruto gran cantidad de escritos, artículos y una serie de televisión que quedará para la historia. El reconocimiento de su pueblo en un sencillo pero más que entrañable acto viene a dar a Juan el trato que se merece por sus obras y por el amor a su pueblo que, en forma de estudios, ha dado a lo largo de su vida.
Y al día siguiente, una amiga me aseguraba que tenía la certeza de que todas las buenas obras que estaba realizando algún día se verían recompensadas en forma de FELICIDAD. La tarde soleada y el tumulto de la gente pasando la jornada festiva en el Parque de María Luisa no le nublaban la vista, pero la hicieron más existencial. Convenimos en que el parque estaba lleno de "felices", término despectivo con el que calificamos a la gente que parecen irle bien las cosas.
En su conciencia están esos buenos actos y de ellos espera que la vida, Dios o la Divina Providencia, se los devuelva con algo tan subjetivo como "ser feliz". Me decía mi amiga, que los que fuimos educados en conciencia católica y sin embargo dudamos mucho de la existencia de un Dios tal cual nos lo pintaron estamos cojos. Ni creemos ni no creemos.
Nick Hornby es el autor de libros como Alta Fidelidad y En Picado. Éste segundo trata sobre las aventuras que corren cuatro personajes que se conocen en lo alto de una torre de Londres en Nochevieja, justo cuando todos han decidido subir allí para suicidarse. Los personajes del libro creen que el suicidio es una consecuencia lógica a sus actos y que es lo que se merecen. Es un poco de dignidad ante tanto fracaso.
Es la eterna concepción de que los actos de cada uno traen siempre unas determinadas consecuencias. Si eres bueno vas al cielo. Si eres malo, al infierno. Si vas rápido: multa... No sé. Yo siempre he sido seguidor de la Teoría del Caos. Pequeñas decisiones hoy, pueden tener consecuencias desastrosas mañana. Un simple cambio, una llamada a destiempo, una palabra mal dicha, a la larga, explica un gran cambio. Por muchas obras buenas que hagamos a lo largo del día.

No hay comentarios: